Cuando los bebés succionan es habitual que junto al alimento ingieran cantidades más o menos importantes de aire que se acumula en el estómago y provoca incomodidad hasta que logra expulsarlo en forma de eructo. En algunas ocasiones tendremos que ayudar al bebé a mitad de la toma, otras al final, e incluso hay bebés que ellos solos expulsarán el aire por su cuenta en la cuna. Para ayudar en la expulsión del aire se coloca al bebé erguido apoyado sobre nuestro hombro o sentado en el regazo y se le dan golpecitos suaves en la espalda.
Los bebés tienen hipo con frecuencia; esto es debido a una contracción involuntaria del diafragma. No suele ser un fenómeno demasiado importante y en la mayoría de los casos se tolera bien y remite solo. A veces les ayuda cambiarlo de posición o colocarles boca abajo sobre las rodillas del progenitor.
La regurgitación es la expulsión no forzada de un trago de leche, al finalizar la toma, es diferente del vómito, que echa mayor cantidad de alimento y con mayor fuerza. Es muy frecuente que los bebés regurgiten algo de leche los primeros meses y, salvo que sea muy constante y haga que el niño pierda peso, no tiene mayor importancia.